¿Perdón para Moreno Valle?
Ahora que Rafael Moreno Valle Rosas, el peor gobernador que ha tenido México en su historia, ha dejado el encargo, surgen dudas muy justificadas sobre el futuro de este desdichado sátrapa. La primera de ellas es la siguiente, ¿Será perdonado por el sistema político y por la ley el hombre que ha derrochado cerca de un BILLON de pesos en seis años, dejando como herencia al Estado una deuda de 150 mil millones de pesos, según estima el economista Eudoxio Morales, o de 100 mil millones, como lo aseguró el senador poblano Miguel Barbosa?
En México, país fallido, las leyes o son de observación o aplicación generalizada. Están ahí para que los gobiernícolas en turno señalen casuísticamente, a quien se le aplican y a quien no.
Hemos visto cómo se trata legalmente a gobernadores ladrones cuando ya termina su periodo. A unos se les exhibe como bandidos pero no se les hace nada. A otros se les denuncia públicamente sus fechorías, entran a la cárcel por unos días pero nunca falta algún juez venal que les venda, a precio de oro, el indispensable amparo que les permita burlarse de la ley y retirarse temporalmente a la vida privada para poner en orden su fortuna y dedicarse a la “dolce vita”,
Ya hemos visto que, seguramente por un acuerdo cupular entre la mafia de los partidos, como se señala con dedo flamígero a dos: el de Veracruz, Javier Duarte, al que previamente se le protegió la fuga al terrible pícaro panista, goberladrón de Sonora, Guillermo Padrés al que no tardan en dejar en libertad. A los demás pillastres se les ha concedido aministía, que quiere decir “perdón y olvido”.
Pero el caso de Moreno Valle Rosas es especial. No se ha robado unos 10 mil ó 20 mil millones de pesos, como ha ocurrido con los doce gobernadores “sacados a balcón” en las columnas de la prensa para luego echar tierra sobre tales acusaciones.
Al dinero que recibió de participaciones federales durante seis años, o de cerca de 500 mil millones; lo recaudado directamente en el Estado, unos 300 mil millones; los créditos adquiridos, uno de ellos, el del impuesto sobre nóminas vendido por 50 años a una empresa mega-agiotista de Pedro Aspe Armella; el remate de cientos de bienes inmuebles, áreas naturales protegidas, terrenos de los cerros de Loreto y Guadalupe, ingresos “especiales” diversos, la autoventa de concesiones como el agua potable, el aeropuerto, el metrobus, el gran negocio turbio de la verificación vehicular, etc., etc. Dejaron ingresos fabulosos. Las obras públicas, casi todas ellas de relumbrón, fueron cargadas a veces hasta el doble de su valor real, lo que dejó fabulosas ganancias y muchísimos negocios más, dejaron una gran fortuna en manos del sátrapa.
Y la pregunta que todo el mundo se hace ahora ¿será castigado este pájaro de cuenta por todas sus fechorías o el Estado tenderá su manto de protección, en un caso tan escandaloso y nunca antes visto?
