La Corrupción es un Deleite
En este desdichado país, la corrupción no es un delito grave sino más bien un deleite para nuestra dichosa clase política. Es por eso que los políticos no le temen a la “justicia” y siguen haciendo de las suyas cada vez con más desenfrenada ambición, sabedores de que, si son seleccionados como “chivos expiatorios” para salvar a otros aún más culpables que ellos, sólo pasarán en la cárcel las clásicas 24 horas y luego saldrán bajo módica fianza, equivalente a la milésima o diezmilésima cantidad de lo robado. Porque, además de que el delito no es grave, nunca faltan jueces “comprensivos” que, o fijan cantidades ridículas como caución, o según el caso, conceden el amparo que permitirá que el indiciado ni siquiera pise la cárcel por algunos minutos. Pero hay casos extremos muy curiosos. El robo de gasolina de los ductos de Pemex, delito que cada día crece más y que representa pérdidas para Pemex por más de 20 mil millones de pesos, no se sabe si anuales o mensuales, pues la falta de transparencia administrativa oficial no es un libro abierto sino todo lo contrario, tampoco es delito grave. Se dice que este fabuloso negocio es manejado en cada entidad federativa por su correspondiente goberladrón, aunque hay casos en el manejo sucio de este negocio que está a cargo de funcionarios y empleados de Pemex. Pero ¿sabía Ud., que el robo de combustible tampoco es considerado por el código penal federal como delito grave? Alguien que se ha convertido en millonario robando gasolina y vendiéndola a gasolinerías o a dueños de vehículos, no estará más que unos días en la cárcel si es sorprendido “in fraganti” y detenido, saldrá de inmediato, una vez que pague una multa insignificante, tal vez una milésima parte de lo robado.
Y un detalle más: ¿Cómo es que la Secretaría de Energía no ha pensado en solicitar una reforma legal que obligue al gobierno a confiscar de manera automática y definitiva todo predio baldío o construido en donde se descubra que están operando los “huachicoleros” o como se les diga? Bueno, esto no se hace porque se les cae el productivo negocio a los de adentro y fuera de Pemex. ¿Y cómo no pide la Secretaría de Energía que ese delito sea considerado grave para que los “ordeñadores” no puedan salir libres bajo módica fianza, para así reanudar su productivo negocio de economía mixta, oficial y privada?
Si se acabara con las dos medidas citadas, el productivo negocio, sería posible que el precio del combustible bajara considerablemente. Pero eso no sucederá porque nadie le huye a los negocios y menos si dejan fabulosos utilidades.
