¡López Obrador Imparable!
A medida que transcurren los días, las semanas y los meses, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial del año próximo se va viendo con mayor claridad, pues ha llegado al momento en que las coaliciones, sean las que sean, no representan un peligro real para el triunfo del político tabasqueño al que hay que reconocer su esfuerzo y denuedo al participar por tercera ocasión en la elección presidencial, lo que le ha permitido recorrer incontables veces todo el país al que hoy conoce mejor que nadie.
El apoyo del senador poblano Miguel Barbosa, principal figura del PRD en la actualidad, ha venido a dar un respaldo más a la precandidatura de AMLO. Al mismo tiempo, el PRD queda colocado en una situación muy lamentable pues si insiste en coludirse con el PAN, lo único que logrará es convertirse en un miembro más de la “chiquillería” que, en vez de sumarle votos al PAN, se los quitaría pues a nadie le gustan los “chaqueteros”, capaces de traicionar su origen izquierdista para limosnear algunos escaños en el Senado y curules en la cámara baja. El PRD está a punto de inminente desaparición del panorama político nacional. Sólo podría salvarse uniéndose en masa a López Obrador.
El PAN carece de figuras políticas que tengan posibilidades de triunfo. Cualquiera que sea su candidato o candidata, no tendrá más remedio que morder el polvo de la derrota.
En cuanto al PRI, carece actualmente de cuadros relevantes del que pudiera surgir un candidato fuerte con posibilidades de triunfo. Sus activos políticos están a la baja y ya se dice que “anda muy flaca la caballada tricolor”, pues unos son cartuchos quemados y otros “no tienen paras para gallo”.
El haber colocado a un político novato, sin prestigio alguno y sin la experiencia necesaria como la presidencia del tricolor, es algo que huele mal. Cuando Zedillo se vio obligado a cumplir con el compromiso que había contraído con el presidente Clinton, cuando el “error de diciembre”, de entregar el poder al PAN al menos por un sexenio, puso en la presidencia del PRI, para la elección del año 2000 a una senadora mediocre para que aceptara de inmediato la derrota del candidato sacrificado Francisco Labastida. En el 2018, esa amarga experiencia puede repetirse.
(Andrés Manuel López Obrador, durante su presencia en Puebla, manifestó su optimismo en que con la unidad lograda, más allá de diferencias partidistas, en 2018, MORENA se alce con un triunfo inobjetable)
